Fue el ultimo queso de otra memorable tabla en Angelita Madrid hace dos semanas pero ha seguido en el recuerdo como si fuese ayer.
Una cosa rica en su punto: blanco con un toque de color, fundido y con un moho muy suave, aromas marcadas y riquísimas de leche de oveja y de la paja donde duerman los mismos animalitos, y luego una textura y sabor en boca exquisita desde todos los angulos. Cremoso, suave y de poca acidez pero con buena salinidad con sabores marcados.
Es el «otro» queso de las ovejas (las Lacaune) y la zona (Larzarc y Valle de Herault) famosas para el Roquefort (y algún parecido tiene en textura y sabores) pero para nosotros es todo un descubrimiento.